Si algo adoro de vivir en Lima, es que sin importar la estación del año, uno puedo escaparse y estar al borde del mar o en el campo en unos cuantos minutos, disfrutar del aire puro, lindos y diversos paisajes, para relajarse y romper la rutina...totalmente recomendable.
Es en esos momentos en los que uno puede aprovechar para compartir tiempo de calidad con personas a las que quieres y reforzar vínculos; y ¿por qué no? hacer una depuración mental y anímica de todo lo que llevamos por dentro...y eliminar la basurita que tenemos en el alma.
Este paseo simbólico era para dejar de lado todo pasado y quemar los malos momentos y experiencias desagradables, rescatando sólo lo positivo y valioso, aprendiendo de los errores con el fin de liberarnos de los enganches patológicos del ayer y dejar que sólo lo nuevo sea protagónico en nuestra vida.
¡Cada día nos trae una oportunidad para comenzar a hacer las cosas bien!
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